Es bien sabido que existe un  grupo de personas, hombres y mujeres que cada día escriben con el afán principal de que algún lector lo lea, le guste y sienta con ello:  tristeza, alegría, miedo, o cualquier otra sensación o sentimiento que al final de la lectura quede satisfecho.

     Escritores, poetas, creadores que a veces solo piensan en sus lectores, ni siquiera en ellos mimos, que puede que estén desnudando su alma en un montón de letras muy bien dispuestas, con orden y sentido, lo que hace que se convierta en una creación muchas veces perdida en el maremagnun de publicaciones, estos creadores a veces ni siquiera tienen reconocimiento alguno, o por lo menos no el que se merecen, por nuestra biblioteca han pasado escritores, poetas, ilustradores, etc. todos ellos tienen para mi el respeto y la admiración, solo por el hecho de venir a un pequeño pueblo situado en la Sierra Sur de Jaén para mostrar a los posibles lectores su obra y regalarnos poesía.

      Hace unos días tuve el honor de participar en una jornada literaria que organizaba la que consideramos ya como nuestra amiga Felisa Moreno Ortega, estupenda jornada donde escritores, editores, poetas, lectores y hasta bibliotecarios iban de la mano por un bien común: los libros, esos que nos hacen sentir cuando los tenemos en nuestras manos.  

     Yolanda Saénz de Tejada, escritora con la que tuve el placer de compartir mesa redonda, nos hablaba que los poetas tenían que regalar poemas, ella lo hace por donde quiera que va, allí nos regalo uno.  No puedo estar más de acuerdo con ella, los poetas, escritores, creadores, deben enseñarnos su obra siempre que puedan para que sus lectores se enamoren de sus creaciones, y ahora se dice que los escritores tienen también que promocionarse, yo me pregunto ¿antes no lo han hecho? ahora con las nuevas tecnologías y antes pateandose las carreteras de pueblo en pueblo o de ciudad en ciudad para mostrar su obra.  Lo cierto es que desde aquí quiero brindar un humilde homenaje a todos los creadores que hacen que los lectores vivamos muchas veces en lugares jamás soñados, muchas veces deseados y nunca conseguidos... solo de la mano de un libro.